domingo, 27 de septiembre de 2009

Take Me To The Water

Gasto el Jueves por la noche: 25 €
Gasto el Viernes: 0 €
Gasto el Sábado: 50 €
Gasto Acumulado: 975 €
Me quedan : 215 € (saqué dinero)

Efectivamente el viernes en clase morí. La peor no fue el sufrimiento y querer que me hicieran un "hammer time" y luego me incineraran e hicieran un funeral allí mismo sino que en la clase de la tarde no me enteré de absolutamente nada. Y lo lamentaré. La fiesta bien, la entrada una aventura, llegué un poco tarde y menos mal que me encontré con Lionel y Letizia y que como también conocía Lionel a uno de los tipos organizadores pudimos entrar gratis porque pasadas las doce de la noche no entraba nadie gratis, fuera o no fuera Erasmus. El garito, discoteca típica, petada hasta la bandera, nunca mejor dicho, porque la gente se ponía una banderita de su país y así podías un poco identificar a la gente y saber en qué idioma hablar si es que te apetecía. Españoles a patadas, yo no sé por qué el mundo está lleno pero es así. Y fiestón, el ambiente no era como el de una discoteca normal un fin de semana, era como si al día siguiente fuera a ser el fin del mundo. Mi panda (hola Dhaunae), estaba bastante acabada al principio, qué raro que eso me pase a mí, pero luego se animaron y fue divertido. Los cubatas, de coña, tomé vodka con naranja para hacerme honor a mí mismo, es lo que bebí cuando vine a París hace cinco años. Ocho eurazos por un vasito de plástico con tapia y pajita como los del Starbucks con 4cl de vodka venenoso y zumo de naranja. Me tomé dos. Lo de la tapita me han dicho que es porque hubo problemas con el rollo de que la gente metía droga a otra gente en los cubatas. Pequeñitos aprendices de Patrick Bateman, aaaayyyy, estos franceses. Lo que me sorprendió es que había una habitación para fumar, salí de la discoteca a las cinco de la mañana sin olor alguno en mi ropa, increible. La gente respetaba aquello, supongo que porque si no, los puertas te mandaban a la puta calle. Luego dirán que en España cómo se va a hacer eso, que eso es algo irrealizable.

Se les acabó la energía a todos una hora y pico antes que a mí así que yo seguí dando botes por ahí a mi rollo y luego ya me dediqué a despotricar por su vejez. Yo, el abuelo, gané a todos. Con trampa, claro, dormí por la tarde y ellos se la pasaron dando paseitos y haciendo chorradas por ahí. La experiencia es un grado. Al salir, como Yannick y Alexis tenían que ir al aeropuerto a recoger a un chino poco antes de las siete se fueron a buscar un McDonalds y yo con ellos. En bici. Hacía que no montaba en bici desde los doce años, al principio con miedo, luego mejor. Volveré a repetirlo pero solamente por la noche, lanzarme a la aventura de día con millones de coches no, aún quiero vivir unos años más. Dormí dos horas y me fui a clase, agonicé todo el día hasta que llegó la tarde, pasé por casa media hora y me fui al Pont Neuf porque allí teníamos el paseo en barco por La Seine. Me senté pegado a la barandilla que daba al lado interior del río, solo, nadie se sentó conmigo, ni conocidos ni desconocidos y eso que iba el barco lleno. Mi aura de asocialismo y cara de perros mezclada con ojeras de zombie fueron efectivas. El viaje fue perfecto salvo por un detalle, el puto chino de los cojones que tenía delante y que hacía una foto cada diez segundos. Y cuando digo cada diez en realidad era cada cinco. Una hora así, algo desesperante, no paraba de girarse y arriba y abajo y a la izquierda y a la derecha y autofoto e indignación porque se le había escapado una cosa y foto al puente (¿por debajo?) y foto a la Tour Eiffel y otra y otra y otra. Casi lo mato. En fin, conseguí desconectar bastante, pasé de las explicaciones turísticas y antes de que arrancara el barco improvisé una lista de canciones en el iPod que hizo que la perfección del paseo fuera más allá de lo imaginable. Llegamos a la hora perfecta, de casualidad, porque teníamos que haber hecho el viaje una hora antes. El atardecer, empezamos con el Sol besando los tejados de los edificios, desde el Pont Neuf fuimos al Oeste y vimos la Tour Eiffel con una luz preciosa, fue impresionante. Y el resto del viaje fue un goce total, relajación, la ciudad más bonita del mundo y soledad de la de verdad, de la buena, de la que que disfrutas lentamente como si estuvieras bebiendo un batido de frutas muy espeso.

Después fueron al Louvre y yo me fui a casa a dormir. Ya iré al museo otro día en mejores condiciones y cuando me apetezca de verdad. Ayer clase por la mañana, compra, hice guistanes con fuet y pescado a la plancha y por la tarde paseo por el Quartier Latin con Carla. Lo dicho, chica muy maja pero con edad mental acorde a su edad, creo que 19 años. Por eso y porque me apetecía me pasé yo casi dos horas enteras hablando como una ametralladora ¡me gustaría ver a los franceses intentando entenderme desesperados! y finalmente vuelta a casa. Igual hay alguien a quien le interesa así que pongo la playlist del barco:

Alfredo Kraus - Mi Par d'Udir Ancora
Maria Callas - La Mamma Morta
Luz Casal y Carlos Nuñez - Negra Sombra
Dave Brubeck - Sixth Sense
Nat King Cole - Nature Boy
Ella Fitzgerald & Louis Armstrong - Heaven
Elvis Presley - It's Now Or Never
Nat King Cole - Unforgettable
Diana Krall - I've Got You Under My Skin
Elvis Presley - Love Me Tender
Cesaria Evora - Sodade
Otis Redding - Sittin' On The Dock Of The Bay
Fred Neil - The Dolphins
Frank Sinatra - Moon River

Aplausos para mí.

Y hoy, después de fregar cacharros, barrer y ahora bajar a recoger la ropa de la secadora, me haré el pollo que caducó ayer y esta tarde no sé qué haré. Tengo que estudiar pero me da que hoy no toca. He visto mi lista de exámenes en octubre y parte de noviembre y es el horror:

Viernes 23 de Octubre:

08:10 - 10:15 - Redes de Banda Ancha (mañana empiezan las clases)
10:25 - 12:30 - Redes Móviles (UMTS)

Lunes 3 de Noviembre:

10:25 - 12:30 - VoIP (de esto voy a hacer el proyecto)
13:40 - 15:45 - Teleservicios (esto es un infierno aburrido de flipar)

Lunes 9 de Noviembre:

13:55 - 16:00 - Seguridad blabalbala (una mierda, lo típico, mucha gestión y diseño de ultraalto nivel pero nada útil en la práctica, toda la puta vida igual)
16:1 - 18:15 - Qualite Business Excellence (esto aún no sé qué coño es)

Lunes 16 de Noviembre:

8:10 - 10:15 - Controle de Gestión y blabla (una a las que empezaré a no ir a clase por el momento porque vaya inutilidad y horas perdidas)

Del 11 al 17 estarán mis padres en París, no me libro de tener que estudiar esos días. Puta mierda, Montgomery, puta mierda.

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Y no, no he estudiado, después de comer, terminar de ver Dexter, pasar un rato semiocioso en Internet y merendar escuchando el primer disco de Blind Melon, me decidí por dar un paseo por les Champs-Elisées. Me bajé en Les Invalides, disfruté un poco de la explanada y crucé el Pont Alexandre III (al que el puto chino no paraba de hacer fotos en la travesía). Según la guía es "el más bonito de París", pero la guía se puede ir al carajo, lo que no quita que sea muy bonito a pesar de dar una sensación de que es un poco recargado si lo comparamos con otros puentes de París. Subo por la avenida de Winston Churchill y veo por fuera el Grand Palais y el Petit Palais. Tengo que ir, seguro que por dentro son espectaculares, además en el primero hay hasta enero una macroexposición de Renoir. Giro a la izquierda por Eisenhower y veo el Théâtre du Rond-Point y luego a la derecha por Roosevelt para llegar a la esquina con la Avenue Montaigne, donde está la tienda de Gucci. Parece ser que esa calle es la Milla de Oro parisina, ya iré un día a echar un ojo y reirme con los precios de lo que hay en los escaparates, si es que lo pone. Me doy un paseo cerca del Palais de l'Elysée donde Carla se pinta las uñas mientras el tío Nicholas se mira en el espejo de puntillas y levantando el mentón. Camino por los Jardins des Champs-Elysées imaginando que fumo en pipa y estoy teniendo una conversación intrascendente con Proust mientras algunas parejas se dan el último amor de la tarde tiradas en la hierba. Sigo caminando y aparezco en una esquina por la que recuerdo haber pasado de noche hace cinco años, la embajada estadounidense en una esquina de La Place de la Concorde. La rodeo apaciblemente disfrutando del espectáculo glorioso que ofrece y de paso veo un Ferrari y un Maybach aparcados del hotel que está el Norte de la plaza y cuyo nombre no recuerdo ahora. Y emprendo de nuevo, esta de vez de Este a Oeste, la ascensión por esos campos tan famosos y que no se merecen tanta fama. Lo primero que hago es compararlos con La Castellana y llego a la conclusión de que deben de ser de anchura similar pero que estos tienen mucha más acera peatonal, la cantidad de gente es horrible pero como voy a paso de tortuga disfrutando de la voz de Cesaria Evora, no me importa mucho. Cuando llego a la zona de tiendas y no de jardines, se me enciende la bombilla y me doy cuenta de dónde estoy, en Paseo de Gracia, tal cual. Es lo mismo solamente que con más tiendas de exposición de marcas de coches. Pero igual, por eso no me impresiona nada y porque está de tiendas de ropa y cafés chic pero que no lo son hasta arriba. Veo a un par de tipejos indeseables vendiendo esos muñequitos con ventosas en manos y pies, que tienen unos doscientos años o más, pegando los muñequitos en los escaparates de la tienda de Montblanc y otra que no recuerdo, para que bajen los muñequitos y dejándolos hechos una auténtica asquerosidad. Ni un policía. Llego a l'Etoile, es decir, al Arc de Triomphe, flipo con el tráfico, no sé cómo no mueren decenas de personas cada minuto, las motos de paran en medio de la rotonda y no hay semáforos, no hay carriles en el suelo y los coches parecen todos conducidos por taxistas desquiciados...y yo camino lentamente, veo unos zapatitos negros y plateados en plan moderno que lleva una chica y disfruto de las casas que rodean la plaza, auténticas mansiones en las que desearía que viviera algún amigo para ir a visitarle. Entre ellas está, no sé si el consulado o la embajada alemana, tiene huevos ponerla ahí donde justo empezaron los desfiles de victoria de las dos guerras mundiales. Finalmente, después de la vuelta, Cesaria totalmente sincronizada con mi paso, deja de cantar y disfruto leyendo en el metro y escuchando al Earl Hines Trio. Un enorme negro de dos metros entra de milagro en el vagón en una estación y descarga todo su peso en uno de mis pies que aún me duele. Si tuviera poderes habría dejado de existir. Y ahora en casa.

Escuchando : Joe Pass - Virtuoso

Gasto: 0€
Gasto Acumulado: 975 €

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